Martines del Duero, Teófilo. La Francmasonería Tradicional y Operativa. Ante los profanos y neófitos del siglo XXI. Ciudad de México, Atsiluth ediciones, 2009, 112 pp.

¿Qué es la Francmasonería Tradicional y Operativa?
Como diría Platón: “Es el Conocimiento prístino y original”. Es una de las manifestaciones de la fuente del Conocimiento primordial y unánime, es una de las posibles y verdaderas Vías Tradicionales a tomar, entendiendo “Tradicional” de Transmitir, ya que lo que se transmite es de un orden Sagrado, que en realidad es recordar con todo a Nuestro Ser, a Nuestro Verdadero y Único origen, que invoca la idea de Unidad y Universalidad y que nos religa con el Espíritu recordando respuestas. La Masonería nos presenta los misterios del Cosmos para tener otra interrelación con aquello que nombramos Divinidad, cuyo fin principal es la Identidad Suprema, la reintegración del individuo con el Ser o la Unidad reestablecida. Dicho camino para Occidente se alcanza mediante grados o etapas sucesivas e internas, siempre y cuando se cuente con el método para efectivizar de dicha influencia.

De acuerdo con René Guénon hay  dos organizaciones iniciáticas en el mundo occidental que puedan reivindicar una filiación Tradicional auténtica, el Compañerazgo y la Masonería, formas iniciáticas basadas en el ejercicio de un Oficio, en su origen por lo menos y por consiguiente caracterizadas por métodos particulares, simbólicos y rituales en relación directa con el mismo oficio.

Parte de los orígenes míticos de la Masonería se remontan, al igual que los orígenes del Compañerazgo, a la construcción del Templo de Salomón, donde la Masonería ha conservado e incorporado a sus ritos, la herencia de los Collegia Fabrorum (y de los Magistri Comacini), los Constructores Medievales de catedrales, los Alquimistas (Hermetismo Cristiano, donde la Francmasonería es la actual depositaria de su herencia), los Templarios, los Cabalistas y los Rosacruces e incluso los Pitagóricos.

La manera de ejercer la Masonería es mediante sus Símbolos, Mitos y Rituales (Símbolo, es lo que reúne o aglutina a lo que de otra manera permanecería separado, es la esencia misma de aquello que simboliza, el Rito es el símbolo hecho movimiento y el Mito implica por sobre todas las cosas el Silencio) es decir, en el interior de la Masonería se transmite la influencia espiritual mediante una serie de rituales específicos  pletóricos de símbolos y mitos, donde convive el antiquísimo Conocimiento sagrado; Símbolo, Rito y Mito conforman en realidad una TRI-UNIDAD que debe operar al interior de toda Organización iniciática ortodoxa que se precie como tal. Así mismo, como Organización iniciática que es, la Francmasonería es una Organización Secreta ya que la obtención del Conocimiento o de la Gnosis es incomunicable e inexpresable por su misma naturaleza y es un Antiguo Deber mantener secreto respecto a ciertas y muy variadas cuestiones relacionadas con la Ciencia Sagrada y sus Artes Tradicionales, entendida estas últimas como las siete Artes Liberales, divididas en el Trivium: Gramática, Lógica o Dialéctica y Retórica; y el Quadrivium: Aritmética, Geometría, Astrología y Música.

Cabe mencionar que en una vía iniciática, el propósito ulterior nada tiene que ver con los estados psíquicos, ya que solo forman parte del estado individual humano y no es por su medio que se puede llegar al Espíritu o verdadero Conocimiento, a tales estados de la psique hay que trascenderlos; los estados Superiores del Ser son supraindividuales y por ende no humanos, son verdaderamente espirituales. El Misticismo es exclusivamente del dominio religioso y por lo tanto exotérico, exterior, en contraparte a lo iniciático y por lo tanto esotérico o interior. Hay entonces una vía iniciática-activa y otra vía mística-pasiva, es necesario comprender que una persona no puede seguir las dos vías de manera simultánea. Y nunca debe confundirse los propósitos de un Camino Iniciático con proselitismo de ningún tipo.

Para obtener la iniciación hay que tocar las puertas del Templo (a un No Iniciado se le nombra Profano, es decir aquel que se ubica fuera del Templo, mientras que Neófito es aquél que tras haber tocado la puerta del Templo es latentemente un nuevo eslabón en la cadena). Es indispensable contar con las cualificaciones necesarias pues son las herramientas propias con las cuales se efectuará el trabajo iniciático; una vez el profano toco las puertas del Templo, se llevará a cabo el procedimiento denominado Aplome para saber “Qué clase de metal desea ser iniciado” y por lo tanto si podrá incorporarse o integrarse a la Cadena universal. Aplomar es, percatarse del mayor número posible de las cualificaciones del profano, ya que ello implica percibir si tendrá  posibilidades reales para continuar en el camino iniciático, a saber: Si su “Plomo” podrá tornarse en un espléndido y brillante metal y que para poder convertirse en candidato a la iniciación masónica es necesario ser: “Libre, Sano y de Buenas Costumbres”. Aplicando la máxima sentencia: “Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá”.

La palabra Orden designa en general a la Masonería mundial o a toda la Organización en su conjunto, existen diversas Órdenes dentro de la Masonería, como la Orden de Carlos XIII, la Orden Masónica de los Arquitectos Africanos, la Orden Real de Heredom de Kilwinning o la Orden de los Elus+Cohen, entre otras. Sus caminos entonces pueden ser diversos, pero idealmente todos estas Vías/Radios (Ritos) deberán de dirigirse al Centro.

Los radios en la Masonería se pueden sintetizar en: Masonería Operativa o Tradicional y otra llamada Especulativa.

Es necesario señalar que la búsqueda del Conocimiento era para los pueblos antiguos lo más primordial y que regía su visión de todas las cosas, compartían un espíritu tradicional unánime a pesar de las diversas formas exotéricas o exteriores; para estos pueblos no podía existir nada sin un principio metafísico, pues bien, la Masonería Operativa comparte tal concepción tradicional y es gracias a ese principio que la Fraternidad es y se involucra con el Ser.

“Espiritualizar la materia y materializar el espíritu” es la guía intelectual de la Orden, teniendo en cuenta que las palabras, los números y los colores guardan una media y proporción en correspondencia con lo divino, por tal la iniciación implica una verdadera transmisión de saberes, el medio por el cual esto es posible es por la intervención y ejecución externa de un Ritual específico y posteriormente la gradualidad interna que señala el camino.

Los grupos iniciáticos o los individuos que transitan por ella, son los verdaderos depositarios del Conocimiento y de la cadena ininterrumpida de la Tradición Primordial, siendo lo importante recuperar y recordar la Sabiduría o el verdadero Conocimiento, que nos acerque a lo divino y realizar así la naturaleza trascendente de lo que verdaderamente es el Ser.

El origen de la Masonería Especulativa es el resultado de las desviaciones introducidas por el pastor James Anderson cuando presentó innovaciones en las reglas de admisión a nuevos candidatos, huelga decir que el pastor Anderson no era un iniciado en la Masonería y mucho menos un Maestro Masón y por lo tanto no se encontraba en posesión legítima de los auténticos secretos operativos de la Masonería Tradicional.

Anderson y sus neomasones fueron expulsados por sus recepciones irregulares, sin embargo estos deciden formar una nueva Logia a la que denominaron Lodge of Antiquity, de esta manera se constituyó en 1717 la neomasonería representada por la Gran Logia de Inglaterra; el pastor Anderson informó que había reducido los “Usos Inmemoriales de la Fraternidad” y los había digerido en esta nueva masonería, donde su oportunismo político-religioso lo llevó a separarse de las antiguas Logias Operativas, de raigambre jacobita, creando una neomasonería especulativa y aliada a la dinastía protestante de los Hannover-Brunswick-Orange.

Sintéticamente se puede afirmar que las etapas de la desviación y decadencia de la Masonería son:

La Masonería Especulativa anglo-sajona que surgió impregnada por el moralismo protestante y solo alcanzó a concebir a la Masonería como un mero sistema de moralidad velado por alegorías e ilustrada por símbolos.

Las llamadas masonerías “Latinas”, se autodefinen como filosóficas, laicistas, progresistas y liberales, donde creen poseer una misión política y social, incluso esta clase de masonería es considerada como irregular por la corriente anglo-sajona, la cual desde su posición deísta y moralista rechaza esta orientación que impregna buena parte de la Masonería europea continental y de Latinoamérica, donde precisamente la penetración de ideas igualitarias y democratizadoras en la Masonería son claros indicadores de lo alejado que pudiesen estar esas logias del mensaje tradicional y operativo, la Logia Tradicional se aparta del mundo de las ideas científicas, positivistas y oficiales, políticas y religiosas, nada tienen que ver con el espíritu tradicional de la Francmasonería; que es más bien un Orden que intenta emular al Cosmos en donde toda función, saber y conocer se otorga de manera jerarquizada.

La Masonería Operativa y Tradicional es completa en sí misma y tiene un origen inmemorial, contiene los tres elementos primordiales para que pueda ser llamada así: Su filiación ininterrumpida, la doctrina tradicional y su método de realización espiritual, siendo esta la receptora occidental de la Tradición Primordial.

Reseña a cargo de M. H.
28 de julio del 2016.

 

La elección de un camino iniciático, en términos de la fidelidad de sus orígenes tradicionales y filosofía perenne intrínseca, incluye necesariamente determinadas condiciones que tocan en el llamado profano, el sustento mismo de su concepción sobre la elección del camino espiritual y la divinidad; abrazar de facto el hecho y reconocimiento de la existencia de un tronco original cuyas diversas ramificaciones se encuentran más cerca o lejos de la fuente central que les dio origen, implica un cambio de enfoque y nos acerca o aleja más de un camino de conocimiento verdadero y de una búsqueda interior genuina. Reconocer la existencia de una cadena ininterrumpida de transmisión espiritual, será de esta forma, la condición más importante para discernir la organización a la cual un profano pretenda ingresar.

La Francmasonería Operativa como vía iniciática activa y esotérica, concibe la iniciación como un principio que otorga orden (interno y externo), permite vislumbrar al neófito un posible acercamiento a los misterios y los umbrales del Cosmos, y es por sí misma una condición para la comprensión y asimilación de las ciencias sagradas y artes tradicionales o liberales, así como los símbolos, ritos y mitos como manifestación del conocimiento que celosamente ha sido resguardado a través de la disciplina del silencio. La Francmasonería Operativa , como organización secreta, custodia y podemos afirmar que es transmisora de una gnosis, cuya asimilación y acogimiento profundo dependen de ciertas cualificaciones selectivas en el neófito (dedicación, atención, concentración y estudio, así como una disciplina rigurosa) como ingresante en el camino, y que marcan apenas el comienzo de una larga ruta por recorrer en varias etapas organizadas y contenidas por un orden propio a la Organización e Identidad Suprema a la que pretende acercarse por vía de la transformación interna.

La Filosofía Perenne o Tradición Primordial, constituyen el hilo conductor que funda y sintetiza la vía iniciática que conduce al conocimiento del Ser y el reconocimiento del principio metafísico que subyace y opera en todas las cosas, sin embargo dicho conocimiento sólo hace efectiva la iniciación cuando se es capaz de vivenciar lo aprendido identificándose con lo que se conoce; el  verdadero secreto o misterio de una masonería legítima, radica en una operatividad en donde lo que se conoce encuentra su sustento en el Ser que le dio origen, es su principio rector y sustenta la Gran Obra; la transmisión de saberes acerca de esta Gran Obra, sólo es posible a través del conocimiento de los rituales específicos, tal como la iniciación misma, que son el contenedor de los aspectos visuales, en cuanto símbolos, sonoros que aluden al Verbo vivificante, y los mitos de origen; esta Trí-Unidad retrata el Orden Superior Cósmico (por cierto jerarquizado) con el que se pretende vincularse.

La organización de las etapas que un profano debe recorrer para ingresar en el camino son la manifestación clara de esta cosmovisión jerarquizada,  y tendrán al mismo tiempo, la función de permitir a los miembros de dicha organización saber qué clase de metal desea ser iniciado denotando en sus testimonios y encuentros con los miembros de la organización indicados, ser persona libre, sana y de buenas costumbres; esta delicada etapa llamada aplome está integrada de diferentes entrevistas sucesivas en donde lo importante no radica tanto en el conocimiento especializado de la gnosis que custodia la organización iniciática por parte del solicitante, como en el conocimiento intuitivo  y al mismo tiempo asertivo de las cualificaciones, capacidades y virtudes del profano que ha llamado a la puerta para integrarse como un nuevo eslabón en la cadena.

Una vez en el interior de la organización, al neófito le espera un largo proceso de regeneración y obtención de un nuevo equilibrio desde los cimientos, tanto a nivel físico, psíquico (personalidad o alma inferior), como del alma superior; a los miembros de la organización corresponderá guiar la filiación, preparando ortodoxamente al neófito en la Doctrina, desde la mitología e historia sagrada de la orden y las influencias espirituales, hasta la explicación detallada de la simbología que subyace en el método de realización espiritual jerárquico de la Orden (condición que define precisamente la operatividad de la organización), todos estos elementos entrelazados y al mismo tiempo verificados por el neófito, son los que permitirán en un movimiento progresivo, la comprensión total de los misterios del Ser.

En contraparte, es importante reconocer que la realización efectiva de toda iniciación se ve encarnada en la unión con el conocimiento mismo y va más allá de la manifestación de facultades psíquicas vinculadas con el culto a la personalidad, y que en todo caso se transforman en obstáculos para ingresar de manera efectiva a la vía iniciática, igualmente, ninguna iniciación que se precie de ser perteneciente a una cadena de conocimiento espiritual, tendrá que ver con manifestaciones burdas de la materia ni pruebas físicas groseras para el ingreso del profano; se reitera de esta forma, que el discernimiento de las condiciones antes mencionadas y que distinguen un camino tradicional, siempre deberán ser verificadas en la experiencia y asimilación gradual del neófito, de los ritos, símbolos y método de transmisión por el que será guiado con la ayuda de los miembros de la organización y sus deberes.

La alquimia de la transformación interior, solo puede ser experimentada, cuando aún después de haber sido otorgada la iniciación, el neófito ingresa en el camino con la disposición de ser transformado desde sus cimientos a través de las batallas internas entre el alma superior y el poder temporal del ego.

Reseña a cargo de A. P.
Abril del 2013.

 


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